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Cuando fui a su apartamento en el Boulevard Saint Germain para hacer las fotos del perro, descubrí una especie de cueva de Alí Babá, llena de magníficos objetos amontonados esperando pasar a decorar su mansión de Georgia. Las porcelanas estaban apiñadas junto a candelabros, bronces, tanagras... ¡como un sueño! Gasté dos carretes con el teckel en diferentes posturas con vistas a un retrato a lápiz en primer plano. Volví a casa y, como típica idea mía que me llega a destiempo, empecé a soñar con hacer un cuadro mostrando al perro rodeado de todas aquellas magníficas antigüedades. En un post-it de 7x7cm, con tres pinceladas, hice un proyecto que no llegaba ni a boceto. Teléfono... cita... al marido le encanta... ¡bingo! Hice otra sesión fotográfica moviendo algunas porcelanas y bibelots para la puesta en escena. Dos meses más tarde mandé hacer dos rollos Ektachrome del cuadro terminado y envié uno al propietario. Pero al ver la foto, me di cuenta de que el cuadro era blando y no del todo mi estilo. Así que me pasé una semana entera volviendo a trabajar los contrastes, a marcar las sombras del candelabro de bronce dorado, el perfil del jarrón. Cuando finalmente envié el cuadro, la respuesta fue una exclamación salida de las entrañas del marido, que me dijo con su maravilloso acento americano : "¡Pero si es cien veces más hermoso que en la foto!" Qué regocijo! Son unas pocas palabras, pero hacen que compensen de sobra las molestias, la autoexigencia del pintor. Por desgracia, no tengo fotos del cuadro perfeccionado, tal y como está actualmente. No obstante podéis admirar este esbozo. Si pasáis el cursor por encima de los bigotes del perro podréis ver un primer plano del adorno de ébano: un perro de Fu . |
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